WHAT GOES UP MUST COME DOWN…RIGHT?
¿Lo que sube debe bajar? Quizás no, si hablamos de inflación en 2022.
En nuestra última carta trimestral decíamos que la Reserva Federal podría entrar en pánico y suavizar su objetivo de inflación del 2%, entonces el mercado de valores saldría del pánico y los bonos volverían a subir.
Quizás deberíamos asumir la posibilidad de convivir con una inflación más arraigada, en concreto con una inflación por encima del 2%, lejos de los objetivos de los bancos centrales.
Nuestra hipótesis de trabajo para 2023 sigue siendo un aterrizaje forzoso con probabilidad de recesión en EE.UU. y una certeza casi total en Europa y el Reino Unido.
Lo bueno es que, sí tenemos en cuenta que los mercados miran al futuro y que el sentimiento mejora antes de que los datos evidencien que la economía está recuperándose, casi con toda seguridad en 2023 podría darse un gran suelo de mercado. Esto haría que las expectativas de revalorización para los próximos 5 años sean históricas.
Si aceptamos este cambio de paradigma en el estilo de inversión y consideramos una inflación por encima del 2%, supondría un cambio en la estrategia de inversión tanto por regiones como por sectores, rotaríamos las carteras de EEUU a Europa y Emergentes y por sectores de tecnología y compañías Growth a filosofías de inversión Value y Small Caps. No obstante esta hipótesis habría que ir evaluándola junto con los sucesos macroeconómicos que se vayan desarrollando. Hasta entonces mantengámosla como hipótesis más probable y comencemos a mover las carteras en dicha dirección.