Perspectivas para 2025.
Las divergencias resultantes en la política, la evolución económica y la geopolítica, plantean un atractivo abanico de oportunidades a los actores del mercado en 2025.
En un plano más prosaico, el crecimiento, la inflación y los tipos de interés de las grandes economías del mundo se perfilan para moverse en direcciones muy diferentes durante los próximos meses, y las dudas en torno a estas trayectorias son mucho mayores.
Las autoridades de EE. UU., China y Europa tenderán a expresar inquietudes muy diferentes durante el año.
El resultado transcendental de las elecciones Estadounidenses eleva las probabilidades de que la mayor economía del mundo experimente una reflación en toda regla. Nos encontramos a mediados-finales del ciclo, no al final del ciclo, lo que crea un entorno volátil que, de forma general, debería ser positivo para los activos de riesgo, pero dificulta acertar con las decisiones de inversión. En renta variable llegamos a la conclusión de que la reflación impulsará los beneficios y suavizará los temores en torno a las elevadas valoraciones empresariales en EEUU. Recomendamos alejarnos de las “estrellas” anteriores para fijarnos en zonas del mercado que han quedado en segundo plano ante el frenesí de la IA y la tecnología.
Para las empresas Europeas todo dependerá de si la menor inflación y los tipos de interés más bajos estimularán el crecimiento (bastante estancado desde 2023), y por ende apoyarán a la renta variable.
Entretanto, los inversores en renta fija se enfrentan a unos diferenciales estrechos que descuentan unas condiciones económicas propicias. Ante las previsiones que apuntan a una ampliación del déficit del sector público, aranceles, disputas comerciales, y persistentes tensiones geopolíticas, se podría argumentar que los escenarios menos optimistas se están subestimando. Eso constituye una fuente potencial de ganancias en los mercados de bonos corporativos. En resumen , la duración no estadounidense, las titulizaciones de préstamos y la deuda corporativa de alto rendimiento con vencimientos cortos, serán clave para los inversores orientados a las rentas.
En pocas palabras, los inversores necesitarán un enfoque flexible y un extra de diversificación en sus carteras para hacer frente a un 2025 que estimamos más volátil. Revestirá una gran importancia llevar a cabo un análisis detallado y en profundidad de las empresas y los mercados en los que invierten. Como dijo Fulbright, la divergencia es inevitable y, este año, prestar atención a las diferencias dará sus frutos.